Punción SecaLa punción seca, consiste en el empleo de una aguja, para el tratamiento de determinadas patologías (articulares, musculares, neurológicas…). La aguja es un agente físico que, aplicado sobre un punto doloroso, ejerce un estímulo mecánico. Se denomina “seca” ya que no se infiltra, ninguna sustancia en el organismo. Es muy importante, por tanto, diferenciarla de otros tratamientos invasivos en los que sí se inyectan agentes químicos como anestésicos, suero salino, toxina botulínica, etc.

Esta técnica, no se puede aplicar en cualquier parte del cuerpo donde exista dolor. Es necesario que ese dolor cumpla unas características determinadas, que serán valoradas por el fisioterapeuta. Del mismo modo, no todo el mundo, puede someterse a este tipo de tratamiento. Deberá ser una vez más, el fisioterapeuta el encargado, de determinar si el individuo cumple con los requisitos para ello.

La punción seca por sí misma es efectiva pero, si además se combina con otras técnicas de Fisioterapia (estiramiento, masaje), se saca un mayor partido al tratamiento, se obtienen más beneficios y se ayuda a prevenir recaídas.

La aplicación de la técnica ,dura unos 15 minutos. Al terminar, la zona tratada queda algo resentida durante las siguientes 24-48 horas, y una vez ha transcurrido este periodo se hará notoria la mejoría.

¿Me puede ayudar la punción seca?

Las principales patologías en las que está demostrada la efectividad de la punción seca son: molestias musculares o articulares, dolor vertebral (a nivel cervical, dorsal y lumbar), mareos y dolor de cabeza, ciática, cicatrices quirúrgicas, calambres nocturnos en los gemelos, etc.

Si presentas algún síntoma que esté relacionado con lo anterior, pregúntanos. Es posible que la punción seca pueda ayudarte.

También existen una serie de situaciones a tener en cuenta en las que no es conveniente aplicar esta forma de tratamiento, al estar contraindicado, aunque en la mayoría de los casos son contraindicaciones relativas:

–        Miedo insuperable a las agujas.

–        Alergia al níquel (las agujas estás fabricadas por este metal).

–        Problemas de coagulación (aunque se esté en tratamiento con anticoagulantes, por el riesgo de hemorragia).

–        Personas inmunodeprimidas (por el riesgo de infección).

–        Personas a las que les hayan extirpado los ganglios linfáticos (por el riesgo de linfedema).

–        Hipotiroidismo (por el riesgo de mioedema).